"La grand Mère"
Autoretrato
Gouague/Rotring
44,5 x 32 cm
Autoretrato
Gouague/Rotring
44,5 x 32 cm
De nuevo con los simbolismos, ‘La Grand Mère’, la gran madre, la madre naturaleza, el árbol gigante que significa las raíces de todo lo ancestral.
El árbol que todo lo ve y contempla,
interviniendo en cada momento, siendo lo entrañable en la vida de Elena.
El árbol que todo lo es y todo puede. Es
la serenidad de los tiempos que invade cada momento de la existencia. Con su
mirada, abraca lo bueno, la bondad, cobijando los deseos y anhelos.
A sus expensas, a su alrededor, hay una
nutrida multitud de árboles, animados, en plena conversación, profundizando en
cada instante, en cada momento, en cada segundo.
La naturaleza con flores, Elena
esquiando, presidida por la Grand Mère, la suprema autoridad dévica, con su
presencia iluminada, con su energía de bondad y amor que irradia por los cuatro
costados.
Es la imagen del gran sabio anciano de
la tribu de indios del desierto o de la selva. Solo le falta fumar en pipa y
prodigar sus consejos. En realidad los transmite con su sola mirada, con su actitud
de extrema bondad y sabiduría.
Hay muchas Grand Mère, pero una es la
que corresponde a la vida de nuestra protagonista.
Le autoriza a ser feliz, inoculándole la
sabia buena, lo positivo, para amar, esquiar, vivir, contemplar, gozar, ser.
Es una estampa bucólica, algo idílica,
con aspectos alegóricos, de adjetivación surreal, de rasgos inocentes, de
colores contrastados.
Es como un atardecer, con la luna y las
estrellas, setas, la noche, el jardín, Elena que se siente participe de esta
protección que emana del gran árbol.
Elena, libre, que viaja e investiga, que
cabalga a lomos de la imaginación, permitiéndose conectar a través de la
fantasía con mundos insondables, con el espíritu de la vibración de todo lo que
nos rodea.
Capta la esencia y el perfume de las
flores; la fuerza de los árboles, la serenidad y la enigmaticidad de la luna;
la fuerza centelleante de las estrellas, la aparente fragilidad de las flores,
la insinuación de los personajes, la capacidad simbólica de las setas, la extensión
de los anhelos de la creadora andorrana, presentada en diferentes escenas
dentro de la misma composición, siempre armonizando con la naturaleza, gozando
de sus efluvios, siendo libre cual planta o flor, árbol o pájaro, astro o
estrella.
Joan
Lluís Montané
De
la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)
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