miércoles, 3 de julio de 2013

La Grand Mère



"La grand Mère"
Autoretrato
Gouague/Rotring
44,5 x 32 cm

De nuevo con los simbolismos, ‘La Grand Mère’, la gran madre, la madre naturaleza, el árbol gigante que significa las raíces de todo lo ancestral.
El árbol que todo lo ve y contempla, interviniendo en cada momento, siendo lo entrañable en la vida de Elena.
El árbol que todo lo es y todo puede. Es la serenidad de los tiempos que invade cada momento de la existencia. Con su mirada, abraca lo bueno, la bondad, cobijando los deseos y anhelos.
A sus expensas, a su alrededor, hay una nutrida multitud de árboles, animados, en plena conversación, profundizando en cada instante, en cada momento, en cada segundo.
La naturaleza con flores, Elena esquiando, presidida por la Grand Mère, la suprema autoridad dévica, con su presencia iluminada, con su energía de bondad y amor que irradia por los cuatro costados.
Es la imagen del gran sabio anciano de la tribu de indios del desierto o de la selva. Solo le falta fumar en pipa y prodigar sus consejos. En realidad los transmite con su sola mirada, con su actitud de extrema bondad y sabiduría.
Hay muchas Grand Mère, pero una es la que corresponde a la vida de nuestra protagonista.
Le autoriza a ser feliz, inoculándole la sabia buena, lo positivo, para amar, esquiar, vivir, contemplar, gozar, ser.
Es una estampa bucólica, algo idílica, con aspectos alegóricos, de adjetivación surreal, de rasgos inocentes, de colores contrastados.
Es como un atardecer, con la luna y las estrellas, setas, la noche, el jardín, Elena que se siente participe de esta protección que emana del gran árbol.
Elena, libre, que viaja e investiga, que cabalga a lomos de la imaginación, permitiéndose conectar a través de la fantasía con mundos insondables, con el espíritu de la vibración de todo lo que nos rodea.
Capta la esencia y el perfume de las flores; la fuerza de los árboles, la serenidad y la enigmaticidad de la luna; la fuerza centelleante de las estrellas, la aparente fragilidad de las flores, la insinuación de los personajes, la capacidad simbólica de las setas, la extensión de los anhelos de la creadora andorrana, presentada en diferentes escenas dentro de la misma composición, siempre armonizando con la naturaleza, gozando de sus efluvios, siendo libre cual planta o flor, árbol o pájaro, astro o estrella.

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)  

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