miércoles, 3 de julio de 2013

"Zapateao"

"Zapateao"
Autoretrato
Gouage/Rotring
32,5 x 25 cm




Alcanzar aquello que se anhela, que se encuentra situado a años luz, a distancia, casi inalcanzable, pero, que se consigue, y cuando esto se obtiene, hay alegría, zapateao.
Término andaluz, alegría, baile, fiesta, bulla, amor, diversión, conexión. Dos lirios que miran a Elena Llongeras, desnuda y contenta, zarandeándose en su mosquitera imaginaria porque se trata de un zapato.
Rodeada de hojas y con un caracol mirando a los dos lirios y el árbol de siempre riendo de felicidad. Una felicidad exultante, diferente, profundizando a cada momento de la existencia.
No hay nada como la existencia feliz de una mujer libre que consigue el amor y la alegría.
Siempre en su casita, en el jardín, rodeada de animales y plantas, las hojas de la vegetación, la fuerza del follaje, con una piruleta en la mano, gran piruleta en la hamaca, es decir en el gran zapato de tacón largo pintado de rojo intenso y estrellas color platino, que todo lo contempla.
Zapato, símbolo de feminidad, mujer, lo femenino, la parte bella de la existencia, lo sensual, idea de glamour y fiesta.
Baile, sensualidad, alegría, evidencia, esencia, música, acordes musicales, elegancia de los ritmos que embriagan a quienes los escuchan transportándolos a otros mundos.
Zapateao, cumbres del placer, de lo feliz, de la risa, alegría por doquier, la libertad rezuma por los poros, luego, la realidad, vuelta al descanso, a la serenidad habitual, a la contemplación, siendo uno con la naturaleza.
El caracol mira divertido la escena, a Llongueras, con una sonrisa de lado a lado, lo mismo que los dos lirios blancos y ella, en plan reina, contenta, sonriendo, habiendo conseguido la felicidad del momento.
Esto es zapateao, una técnica, una música, un estilo, fiesta, alegría, desenfreno, locura, evidencia, efervescencia, zapateao.
Zapato, zapato de tacón, lo femenino, caparazón, como si el zapato fuera su casita transportable, pero situado estratégicamente en el jardín de su casa, en lo emblemático de su centro, rodeada de la paz y tranquilidad de lo vegetal, verde hierba, flores exuberantes pero simples, hojas elegantes, casi tropicales.
En el escenario de la naturaleza, el atrezo de lo cotidiano, un ser, la mujer, en este caso Elena Llongueras, signos de fiesta y cambio, alegraría, alegría, alegría y evidencia de lo sensual…
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)

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